Hace un
tiempo me preocupaba la muerte, incluso me daba miedo, tanto que a veces me
costaba dormir.
Ahora lo
veo como parte del juego, de este juego de la vida. Dicen que “el que tiene
miedo muere todos los días, el que no tiene miedo muere sólo una vez”. Prefiero
ser de los que no tienen miedo.
Lo que me
preocupa ahora es no haber luchado por mis sueños, no haber aprovechado cada
día, porque cuando llegue ese momento ya no importará la hipoteca, el Euribor, tu bonus, la nota de macroeconomía, si tu carrera profesional avanza, si tienes
8 u 80 en la cuenta corriente, ni siquiera importarán tus planes a diez años
vista (por cierto, no los hagas).
Lo que sí importará será haber hecho esa llamada, ese viaje, ese brindis, esa puesta
de sol, esa juerga inolvidable (y a la vez difícil de recordar).
Así que
si siempre has querido pasar un año viajando por el mundo, hazlo.
Si te
gusta esa chica y te gustaría tomar un café con ella, díselo.
Si tu trabajo
no te hace feliz, cámbialo.
¿Qué es
lo peor que podría pasar?
WOW Me ha encantado el post. Muy motivador. Muchas gracias por estas joyas que hacen que nos replanteemos nuestras vidas.
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